Solo en casa: como evitar una crisis de reputación

En posts anteriores hemos visto que ser padre no es un trabajo fácil. Por mucho que nos esforcemos, siempre hay cosas que escapan a nuestro control… Y casi siempre hay alguien dispuesto a hacer de menos o cuestionar nuestras capacidades… Y puede que no les falte razón. Desde luego hay aspectos en los que por mucho que nos esforcemos siempre estamos un paso por detrás de las madres de las criaturas. Afortunadamente (por lo menos en nuestro caso) son raras las ocasiones en las que no contamos con ellas, y a su lado nuestras carencias se disimulan… Pero esto no siempre es así, y a veces nos abandonan, sea por trabajo o por dejación de sus deberes maternales y conyugales. Tarde o temprano a todos nos llega el momento de la verdad, ese día en que tendremos que enfrentarnos a un fin de semana solos en casa con los niños, en que todas las responsabilidades y decisiones caerán sobre nuestros hombros y en el que tendremos que intentar mantener nuestra reputación como padres más o menos decentes…

Por suerte contaremos con la inestimable ayuda de una interminable lista con instrucciones sobre cómo llevar a cabo cada tarea. La madre de las criaturas, con una mezcla de desconfianza en nuestras capacidades y sentimiento de culpa por abandonarnos nos habrá provisto de un montón de consejos y recordatorios sobre cómo actuar en cualquier tipo de eventualidad: cual debe ser el menú de cada día , qué ropa ponerles según la climatología, qué medicinas y ante qué síntomas hay que administrarlas, a qué hora hay que acostarlos, a quién llamar si hay una emergencia, el teléfono de su madre, el de los bomberos y el del servicio nacional de emergencias…

Un sinfín de consejos y de información práctica a la que tú y yo sabemos que no vas a hacer ni caso… así que cuando finalmente salga por la puerta dándote las últimas indicaciones (mientras tú asientes mecánicamente pensando en si tienes suficientes cervezas frías en el congelador) te darás cuenta de que estás completamente sólo ante el peligro: familiares, amigos, vecinos, profesores… o incluso tus propios hijos te pondrán a prueba, llevando tus habilidades paternales al límite, con el consiguiente riesgo para tu (escasa) reputación.

Pero no te preocupes, incluso los influencers con el público más fiel pueden sufrir algún revés que haga tambalearse su reputación. Incluso aquellos con una trayectoria más limpia y reputada pueden caer en un error o ser víctimas de opiniones malintencionadas… La clave está en la preparación y en anticiparse a estos posibles sucesos para minimizar sus efectos. Para ello aquí te presentamos una serie de consejos  y un plan de acciones que pueden salvarte:

– Monitorización y escucha activa: Controla a todas aquellas personas que pueden poner en peligro tu reputación. Todas aquellas visitas inesperadas o llamadas inoportunas… No contestes al teléfono cuando tus hijos estén peleandose y destrozando los cojines del sofá. Mejor decir que estabas dándoles un baño antes de cenar y que no podías dejarlos desatendidos.

– Creación de nuevo contenido propio: aprovecha los momentos en que tengas todo controlado o en los que los peques estén durmiendo para hacer un buen puñado de fotos que puedas ir dosificando y enviando por whatsapp cada vez que te pregunten por la situación.

– Posicionamiento: Adelántate a las circunstancias y a posibles preguntas embarazosas. Prepara mentalmente un listado con tus argumentos y lleva la conversación a tu terreno: una tarde jugando a la PlayStation suena mucho mejor si se vende como un rato jugando todos juntos en familia y una corta visita de «los tíos Ramón y Raul» parece más razonable que un botellón en casa el viernes por la noche.

Linkbuilding: cualquier estrategia de reputación tendrá mayores probabilidades de éxito si cuentas con quien te ayude, así que crea tu red de aliados en los que poder apoyarte, ya sea ese amigo que confirmarà que estuvisteis viendo el fútbol en su casa y no en el bareto de la esquina, o tus propias criaturas que negarán haber cenado pizza todos los días, con la promesa de ir a ver la próxima pelicula de Pixar…

– Minimización de los daños (o negando la mayor): habrá ocasiones en las que por mucho que planeemos nuestros pasos, algo se nos escape y quedemos en evidencia. En esos caso lo mejor es poner nuestra ensayada cara de Póker y decir que no sabemos de que nos están hablando… No recordamos que en la vitrina hubiera ningún jarrón de porcelana y no sabemos de que habla la pequeña cuando le dice a su madre cuanto le gustó ver Trainspotting con papá y sus amigos…

– Relegación de contenido negativo: admitámoslo, no siempre estas acciones funcionarán. Unas veces nuestra inexperiencia o escasa capacidad para disimular nos delatarán y otras, alguno de nuestros cómplices nos traicionará… En esos casos extremos, solo nos queda una salida: admitir nuestros errores, y decir cuanto echábamos de menos a nuestra pareja… Para a continuación disparar contra todo lo que se mueva para desviar la atención: por ejemplo Ruben, que fíjate, para un día que se queda solo con la niña y quemó toda la cena y ha dejado negro el techo de la cocina porque estaba viendo el partido mientras freía unas salchichas, así que vaya tontería que a ti se te haya olvidado comprar los disfraces para la función del colegio, que eso se apaña con cuatro telas y cartulinas…

Esperamos que estos consejos os sean de utilidad para poner a salvo vuestra reputación en casos de emergencia. Como veis, todo es parte de una estrategia global y cada uno debe saber cuales son sus habilidades. Y aunque sabemos que no debemos mostrar nuestras bazas y guardar algún as en la manga, desde DadMen os animamos a que compartáis vuestros trucos con nosotros y con otros padres en apuros. ¡Seguro que os lo agradecerán!

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